La guerra ruso-japonesa

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Guerra ruso-japonesa.


LA GUERRA RUSO JAPONESA DE 1904-1905

Aníbal José Maffeo


Orígenes

A pesar de que el Imperio Ruso era una potencia eminentemente continental, las expectativas de expansión rusas se basaban en una salida accesible a los mares cálidos del sur. Hacia el oeste, esa salida se encontraba vedada por las potencias occidentales, particularmente el Reino Unido, que controlaba el Mar del Norte, hasta el estrecho de Skagerrak, impidiendo una expansión desde el Báltico o el Ártico hacia aguas del Atlántico. Entonces, la única alternativa viable consistía en la expansión hacia oriente, que ya había iniciado con la construcción del ferrocarril transiberiano.

Luego de la guerra chino-japonesa1 de 1894, China se retiró de Corea, y reconoció su independencia, pasando a la esfera de influencia japonesa, a la vez que cede Liao-Tung, Formosa y las islas Pescadores al Japón. Rusia no estaba dispuesta a que la península de Liao-Tung permaneciera en poder japonés, ya que era imperativo que el ferrocarril corriera a través de esa franja de tierra para poder abastecer a los puertos orientales que quedaban bloqueados por el hielo durante cuatro meses al año.

Para 1895, Rusia, con el apoyo de Alemania y Francia, habían presionado a Japón para que desalojara los puertos coreanos de Wei-Hai-Wei y Port Arthur, que habían sido capturados por los japoneses durante la guerra con China. Las presiones tuvieron éxito y Japón cedió los puertos al dominio ruso. Port Arthur, que había pasado a manos rusas en 1897, fue nuevamente fortificada por Rusia, y para 1903 el ferrocarril transcontinental había llegado al puerto.

La expansión del imperio zarista preocupó de sobremanera a Japón y al Reino Unido. Esta preocupación de Gran Bretaña quedó de manifiesto cuando Rusia intentó adquirir los dos acorazados que Chile tenía en construcción en Gran Bretaña, y que por los Pactos de Mayo de 19022 firmados entre Argentina y aquel país, debían ser vendidos. Gran Bretaña se adelantó y adquirió ambos navíos para su propia flota, renombrándolos Triumph y Swiftsure. Mientras que los propios británicos fueron quienes aprobaron la compra por parte de Japón de los dos buques que Argentina tenía en construcción en Italia, y que debían correr la misma suerte que los chilenos.

A fines de 1902, las sospechas de tratados secretos entre Corea y Rusia, Japón ofreció reconocer el dominio ruso sobre Manchuria, a cambio de que los rusos reconocieran el dominio japonés sobre la península de Corea. Japón ingresó en la diplomacia mundial en 1902, cuando firmó un tratado de alianza con el Reino Unido, en el que se contemplaba asistencia militar. Ese fue el primer tratado de ese tipo que una potencia occidental firmaba con un país asiático. Cuando Japón intentó iniciar las negociaciones con Rusia, espías japoneses detectaron que tropas rusas habían comenzado a cruzar el río Yalú, avanzando sobre la península coreana. Se había llegado un punto de no retorno.

La guerra

El 5 de febrero de 1904, el Imperio Ruso se mostró determinado a mantener sus fuerzas en Corea, y a ejercer su dominio sobre la Manchuria. Ese mismo día el gobierno japonés envío un memorándum a la embajada rusa en Tokio, por el que se rompían relaciones diplomáticas. Al día siguiente, el agregado naval ruso informó a su país informó del rompimiento de relaciones, y anunció que podían esperarse acciones militares contra fuerzas rusas en cualquier momento y sin previo aviso, incluyendo el desembarco de tropas en la península de Corea.

Rusia no prestó mayor importancia a la comunicación. Gran parte de la confianza de Rusia estaba depositada en su aparente superioridad militar. Sin embargo, los hechos demostraron todo lo contrario. A pesar de contar con uno de los ejércitos más numerosos del mundo, en su extremo oriental, Rusia contaba con trescientos cincuenta mil hombres, mientras que las fuerzas del Japón ascendían a ochocientos cincuenta mil, más del doble, con una capacidad de movilizar hacia el continente casi 200.000 soldados en corto tiempo. Sin embargo el total de «las fuerzas reclutadas por los nipones alcanzaba en realidad a un millón quinientos cuarenta y dos mil hombres3».

El otro factor de importancia que Rusia descuidó fue el naval. Para determinar los destinos de la zona en disputa, el poder naval sería decisivo. Más aun considerando que los japoneses deberían contar son el dominio absoluto de los mares para abastecer a sus tropas en el continente, para ello era vital dominar los mares de China y Japón, y el altamente estratégico Estrecho de Corea.

La flota rusa era superior en número a la de su contrincante, aunque las unidades niponas eran más modernas, sin contar con la amplia experiencia en combate que habían adquirido en la lucha contra los chinos. Para el 8 de febrero, las tropas japonesas habían desembarcado en el puerto coreano de Chemulco sin ser atacados por las unidades rusas allí estacionadas. Cuando al día siguiente los buques rusos intentaron salir del puerto, fueron atacados por fuerzas navales japonesas, siendo puestos fuera de combate o hundidos.

El día 10 de febrero fue la declaración formal de guerra del Japón, y para ese entonces Rusia, todavía contaba con la expectativa de vencer a los nipones de imponerse en el este asiático. Durante el primer semestre de 1904, todas las acciones militares llevadas cabo resultaron en derrotas sucesivas para los rusos. Como las unidades navales rusas habían sido duramente castigadas, el zar ordenó que la flota del Báltico comandada por el almirante Rojestvensky zarpará hacia el teatro de operaciones oriental. La flota se enfrentaría a un viaje de más de 18.000 millas a través de tres océanos y sin un solo puerto ruso en las singladuras.

Mientras tanto, la flota del Báltico seguía avanzando, y se detuvo por un largo período en Madagascar, al amparo del gobierno francés. La noticia de la caída de Port Arthur fue un gran golpe a la moral rusa. Allí recibió la flota la orden de dirigirse a Vladivostok. A principios de mayo de 1905, el contraalmirante Negobatoff se unió a Rojestvensky. Había recibido órdenes de Moscú de cruzar el canal de Suez con una escuadra de viejos buques y unirse a la flota del Báltico en aguas cercanas a la Cochinchina. El 25 de mayo de 1905, Rojestvensky entraba por los estrechos de Corea, navegando cerca de la isla de Tsushima, y se preparaba para enfrentar el destino.

En horas de la mañana, los buques rusos, con su casco pintado de negro y sus chimeneas de amarillo, fueron fácilmente detectados por los japoneses, que, en sus buques de cascos grises, se confundían en la bruma. Durante el día y la noche del 26 de mayo, se sucedieron los combates navales que culminaron en la derrota de la flota rusa, última esperanza del zar de recuperar el dominio en los territorios perdidos4. Para el 27 de mayo, la flota rusa estaba totalmente aniquilada5, sólo tres buques pudieron escapar.

Las fuerzas rusas perdieron la mayoría de sus buques capitales, destructores y auxiliares, y sufrieron cuatro mil ochocientos treinta muertos, un número indeterminado de heridos, cinco mil novecientos diecisiete prisioneros y mil ochocientos sesenta y dos rusos internados en países neutrales; mientras que los japoneses no perdieron ningún buque capital, teniendo solo al Kasagi fuera de acción por un corto período de tiempo, sufriendo sólo ciento diecisiete muertos y quinientos ochenta y tres heridos.

La derrota táctica y estratégica naval de Rusia, implicó que Japón pudiera seguir abasteciendo por mar a sus tropas en el continente de manera casi ininterrumpida, mientras que las fuerzas rusas debían ser abastecidas desde la Rusia europea a través del lento e inseguro tren transiberiano. Esta desventaja estratégica hizo que el Imperio Ruso desistiera de sus pretensiones sobre Corea y se retirara […].

El incidente de Dogger Bank (o el Incidente de los pesqueros de Hull)

La guerra ruso-japonesa fue marco de un incidente que tendría gran influencia en el derecho y en las relaciones internacionales, si bien no ocurrió, como podría esperarse, en el teatro de operaciones del Mar del Japón. El 15 de octubre de 1904, la flota del Báltico zarpó de la base naval de Libau, navegó por el Báltico, cruzó Skagerrak y se internó en el Mar del Norte.

Mientras tanto, la Hull Game Cock Fleet, una flota pesquera inglesa compuesta de unos cuarenta y cinco pequeños pesqueros de arrastre, se adentraba 200 millas mar adentro para pescar en el Banco Dogger (Dogger Bank), una zona de pesca que los barcos de Hull frecuentaban desde hacía unos diez años. En la tarde del 21 de octubre, mientras la flotilla estaba realizando sus maniobras de pesca, la flota rusa apareció en el horizonte.

Los oficiales rusos confundieron a los pequeños barcos británicos con una flotilla de torpederos japoneses y abrieron fuego de inmediato, sin mediar aviso. El pesquero Crane fue impactado varias veces, matando a su comandante y a otro tripulante, e hiriendo a seis más. El Crane se hundió rápidamente, mientras otro pesquero, el Gull, aún bajo el fuego de las naves rusas rescataba a los sobrevivientes, para luego transferirlos a un buque hospital de apoyo que acompañaba a la flotilla, el Joseph and Sarah Miles. Varios de los otros pesqueros recibieron impactos de las armas rusas, aunque ningún tripulante resultó herido de seriedad ni fue hundido ningún otro buque. La flota rusa continuó su viaje, y la flotilla de Hull retornó a puerto el 25 de octubre.

Este hecho, que conmocionó a la opinión pública mundial, dio lugar a que se llevara a cabo un procedimiento de investigación. Este procedimiento, si bien había sido previsto en la Primera Convención de La Haya de 1899 (paradójicamente por el gobierno ruso), no fue regulado hasta la Convención de La Haya de 1907, en donde se lo organizó definitivamente. La investigación, considerado uno de los métodos diplomáticos del derecho internacional para la resolución de conflictos, tiene por objeto la de aclarar las cuestiones de hecho, sin pronunciarse en modo alguno respecto de las responsabilidades que puedan caber a los involucrados. Los Estados interesados quedan luego en libertad de deducir las acciones que pudieran corresponder, y de resolver el asunto acudiendo directamente al arbitraje.

Las principales características de la investigación son:

  • Resuelven cuestiones de hecho.
  • El procedimiento es facultativo.
  • Se deben constituir comisiones investigadoras de acuerdo a un procedimiento especial.
  • El informe de la comisión no es vinculante.

En el caso del incidente de Dogger Bank, la comisión investigadora determinó que los rusos habían efectivamente confundido a los pesqueros ingleses con naves japonesas. Posteriormente, y como reparación, Rusia aceptó pagar al Reino Unido la suma de 65.000 libras esterlinas.

Conclusiones

  1. La guerra finalizó con la firma de la Paz de Portsmouth, el 5 de septiembre de 1905, bajo los auspicios de Theodore Roosvelt (negociaciones que, entre otras, le valieron el premio Nobel de la Paz en 1906). Este tratado permitió que Japón obtuviera la península de Liatung, incluyendo Port Arthur, y la mitad meridional de la isla de Sajalín. Rusia se retiró por completo de Manchuria, cediendo sus derechos sobre Corea a Japón. En 1910, la nación insular anexaría formalmente toda la península.
  2. La derrota rusa trajo importantes consecuencias en ese país. La gran mayoría de la población veía la derrota como una gigantesca humillación, al ser vencidos por un pueblo al que consideraban inferior, y la ira fue descargada contra la clase dirigente, a la que consideraban como inepta, corrupta e ineficaz. Se puede decir que esta fue la causa inmediata de la revolución de 1905, que fuera sofocada violentamente por el régimen zarista. A partir de allí, comenzaría la declinación de los zares, que culminaría doce años después, con la Revolución Bolchevique, nuevamente en el contexto de otra guerra, esta vez la Gran Guerra.
  3. Rusia renunció a sus ambiciones expansionistas en el este asiático, y volcó su atención hacia los Balcanes y Turquía. Por su parte, en Japón se celebró la victoria con gran júbilo. Pero en el ámbito mundial, las potencias se asombraron con la que creían una victoria imposible. Era la primera vez que una potencia oriental derrotaba a una occidental, más aun causando tal humillación.

A pesar de que los ejércitos japoneses habían utilizado armamento y equipo occidental, Japón fue reconocido como una de las primeras potencias mundiales, y su situación pasó a ser considerada en las agendas de todas las naciones occidentales. Más aún, se generó en el pueblo japonés una sensación de que sus tropas serían invencibles, depositando una confianza ciega en ellas. La actitud beligerante que demostró Japón durante las décadas que seguirían fue sin duda, alentadas por la victoria de Togo en Tsushima.

Podemos decir entonces, sin duda alguna, que la guerra ruso-japonesa, a veces olvidada, y más veces ignorada, fue, no sólo un punto de inflexión en la historia de esos dos países, sino también en la historia de la humanidad.

Aníbal José Maffeo, La Guerra Ruso Japonesa de 1904-1905, en Revista de Relaciones Internationales, número 26, Instituto de Relaciones Internationales, Universidad Nacional de La Plata, 2004, pp. 2-13.


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