Ideologia: Lenin y los bolcheviques

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ISKRA nº 1.




EL PARTIDO BOLCHEVIQUE

Pierre Broue


Capítulo 1
Los bolcheviques antes de la revolución

Las referencias que se hacen al Partido bolchevique con anterioridad a la Revolución rusa de 1917, suelen ser por su oscuridad, responsables de que se confundan varias organizaciones que la historia ha unido íntimamente: el Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSDR), cuya dirección se disputan varias fracciones entre 1903 y 1911; la fracción bolchevique de este partido; y el Partido Obrero Social Demócrata Ruso bolchevique (POSDRb), fundado en 1912.

Los comienzos del partido socialdemócrata ruso

El movimiento obrero ruso surgió en medio de un tardío desarrollo capitalista. No presenció la coronación de los esfuerzos tendentes a la creación de un partido obrero, sino muchos años después que en los países de Europa occidental, si bien es cierto que las circunstancias eran completamente diferentes.

Las ciudades proletarias eran islas en medio del océano campesino ruso. La represión hacía casi imposible que las organizaciones superaran el ámbito local. Los pequeños círculos socialistas que surgen durante los últimos años del siglo XIX en los centros obreros, son aplastados en cuanto intentan trascender las meras discusiones académicas. Las ligas de Moscú en 1896 y de Kiev en 1897, definen diversas medidas para unificar las distintas y dispersas organizaciones en un partido organizado a escala nacional, pero fracasan en su intento.

Los primeros que consiguen constituir una organización extendida a todo el país son los trabajadores judíos, más cultos en general y más coherentes también, dada su situación de minoría. Su organización es el Bund, que cuenta con varios miles de miembros. En 1898 se reúnen en Minsk nueve delegados suyos, entre los que se cuentan un obrero de las organizaciones socialdemócratas del Imperio, y los representantes de las ligas de Moscú, Kiev, San Petersburgo y Ekaterinoslav. Esta asamblea se autodenomina Primer Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, redacta un estatuto y un manifiesto, y elige un Comité Central de tres miembros. Pero el hecho de que el partido haya sido fundado no indica que haya cobrado existencia efectiva. Tanto el Comité Central como los congresistas son detenidos casi inmediatamente. La apelación de «partido» subsiste como etiqueta común para un conjunto de círculos de límites medianamente claros, que prácticamente permanecen independientes unos de otros.

Un grupo de intelectuales emigrados renuncia entonces a construir el partido desde abajo, a partir de los círculos locales, intentando constituirle desde arriba a partir de un centro situado en el extranjero. Esto es, a salvo de la policía, y publicando para toda Rusia un periódico político que mediante una red clandestina, habría de constituir el instrumento de unificación de los distintos círculos en un partido.

Iskra y ¿Qué Hacer?

Los primeros marxistas rusos del Grupo para la liberación del trabajo, fundado en el exilio en 1883, Jorge Plejanov, Vera Zasúlich y Pavel Axelrod, constituyen el núcleo de esta empresa, junto con los pertenecientes a la segunda generación de marxistas, quienes integran el grupo Unión para la emancipación de la clase obrera, y son más jóvenes que ellos. Estos últimos, Vladimir Illich Ulianov –cuyo nombre cambiaría pronto para Lenin– y Yuri Mártov, salieron de Siberia en 1898.

El 24 de diciembre de 1901 aparece en Stuttgart el primer ejemplar de su periódico Iskra (La Chispa), cuyo ambicioso lema rezaba: «De la chispa surgirá la llama», anunciando sus intenciones. Su objetivo es «contribuir al desarrollo y organización de la clase obrera». Ofrece a las organizaciones clandestinas de Rusia un programa y un plan de acción, consignas políticas y directrices prácticas para la constitución de una organización clandestina, que en un principio y bajo el control de Nadezhda Krupskaya (compañera de Vladimir Ilich Ulianov), habrá de limitarse a la difusión del periódico.

Entre los obreros rusos despiertan en el mismo período las luchas reivindicativas: huelgas y diferentes movimientos se multiplican, y los emisarios de Iskra –que originariamente no eran más de diez, y en 1903 no pasaban de los treinta– recorrían el país, tomaban contacto con grupos locales, recogían información, distribuían publicaciones y seleccionaban a los militantes más valiosos con el fin de pasarles a la clandestinidad. Los iskristas, «miembros de una orden errante que se elevaba por encima de las organizaciones locales, a las que consideraban como su campo de acción», intentan constituir un aparato central, un estado mayor de las luchas obreras a escala nacional, rompiendo con los particularismos locales y con el aislamiento tradicional, formando cuadros que tuvieran una visión global de la lucha.

Tal actividad recibiría justificación en el plano teórico, con la primera obra de Lenin sobre el problema del partido, titulada ¿Qué Hacer? y publicada en Stuttgart en 1902. Toda la pasión del joven polemista se dirige contra aquellos socialistas a los que llama «economistas», que invocando «un marxismo adaptado a las particularidades rusas», niegan la necesidad de construir una organización socialista revolucionaria en un país en que el capitalismo no se ha asentado aún.

Lenin refuta las tesis «economistas» de que el «marxista ruso no ve más que una solución: sostener la lucha económica del proletariado y participar de la actividad de la oposición liberal», afirmando que la mera acción espontánea de los obreros, limitada únicamente a las reivindicaciones económicas, no puede llevarles automáticamente a la conciencia socialista, y que las teorías «economistas» sólo sirven para poner el naciente movimiento obrero al servicio de la burguesía.

Para Lenin, es preciso –y esa es precisamente la tarea que se plantea Iskra– introducir en la clase trabajadora las ideas socialistas, mediante la construcción de un partido obrero que habrá de convertirse en el combatiente por sus intereses, y en su educador, al tiempo de convertirse en su dirección. Dadas las condiciones en que se halla Rusia a inicios del siglo XX, el partido obrero debe estar integrado por revolucionarios profesionales para lograr soportar los ataques de la policía zarista. El arma principal del proletariado ha de ser una organización rigurosamente centralizada, disciplinada, y lo más secreta posible, conformada por militantes clandestinos. El partido se concibe como «la punta de lanza de la revolución», como el estado mayor y la vanguardia de la clase trabajadora.

Nacimiento de la fracción bolchevique

El Segundo Congreso del POSDR se celebra durante los meses de julio y agosto de 1903, primero en Bruselas y después en Londres. Entre cerca de cincuenta delegados, sólo hay cuatro obreros. Los iskristas cuentan con la mayoría y el partido adopta sin mayores dificultades el programa que fue redactado por Plejanov y Lenin, en el que por primera vez en la historia de los partidos socialistas figura la consigna de la «dictadura del proletariado» –definiéndola como «la conquista del poder político por los trabajadores, condición indispensable de la revolución social».

Sin embargo, los miembros de Iskra se dividen en la cuestión del estatuto, donde se enfrentan dos textos. Lenin, en nombre de los «duros», propone otorgar la condición de miembro del partido sólo a aquellos «que participen personalmente en una de las organizaciones», mientras que Mártov en nombre de los «blandos», se inclina por una fórmula que confiere la condición de miembro a todos aquellos que «colaboran regularmente bajo la dirección de alguna organización». Comienza de esta forma a esbozarse una profunda divergencia entre los defensores de un partido ampliamente abierto y vinculado con los intelectuales, que lidera Mártov, y los partidarios de Lenin, defensores de un partido restringido, vanguardia disciplinada integrada únicamente por revolucionarios profesionales. El texto de Lenin obtiene 22 votos mientras que el de Mártov, apoyado por los delegados del Bund y por los dos «economistas» que asisten al congreso, consigue 28 y es aprobado.

Sin embargo, tanto los «duros» de Lenin como los «blandos» de Mártov coinciden en negarle al Bund la autonomía que exige dentro del partido y en condenar las tesis de los «economistas». Los delegados del Bund y los «economistas» abandonan entonces el congreso. Los «duros» sorpresivamente consiguen la mayoría, teniendo las manos libres para nombrar el comité redactor del Órgano Central y al Comité Central, compuestos ambos en su mayoría por partidarios de Lenin. Estos últimos serán llamados en adelante bolcheviques o mayoritarios, y los demás se convertirán en mencheviques o minoritarios.

De este incidente surgirá la primera escisión del partido. Lenin y los bolcheviques que controlan los organismos dirigentes, apelan a la disciplina y al respeto de la mayoría. Los mencheviques, considerando la citada mayoría como puramente accidental, le acusan de querer imponer en el partido una dictadura. Mártov logra reunir tras él a la mayoría de los socialdemócratas de la emigración y su consigna es el restablecimiento el antiguo comité redactor de Iskra, en el que Lenin se encontraba en minoría. Plejanov, que en el congreso había expresado su conformidad con los puntos de vista de Lenin, se inclina por la conciliación con los mencheviques, terminando por aceptar la designación directa de algunos de ellos para entrar a formar parte del comité redactor, recobrando el control del Órgano Central. Y el Comité Central, que luego del congreso había quedado constituido mayoritariamente por bolcheviques, se inclina también hacia la conciliación.

Pero el intento fracasa. Después del congreso Lenin quedó muy afectado por todo lo ocurrido. La sorpresa y la decepción revistieron tal intensidad que sufrió una depresión nerviosa. Durante semanas se encontró prácticamente aislado y excluido del comité redactor de Iskra, sin haberlo previsto ni deseado. Sin embargo se recupera rápidamente, estimulado por el hecho de que sus compañeros parecen abandonar sus posturas divergentes, emprendiendo el contraataque. Gracias a Krúpskaya, Lenin y los bolcheviques mantienen una influencia determinante en la organización clandestina dentro de Rusia, lanzándose entonces a la reconquista de los comités. En agosto de 1904 consiguen organizar una auténtica dirección de todos los grupos bolcheviques, siendo este el primer esbozo de lo que será la fracción bolchevique, la cual desde enero de 1905 publica su propio órgano, Vpériod (Adelante). Tales éxitos les permiten conseguir que el indeciso Comité Central convoque un congreso, que habrá de celebrarse en Londres a comienzos de 1905.

Primera escisión

La garantía del Comité Central permitirá que tal asamblea se denomine Tercer Congreso del POSDR, aun a pesar de estar exclusivamente compuesto por bolcheviques. La mayoría de los treinta y ocho delegados que asisten son militantes profesionales enviados por los comités rusos, que ante los acontecimientos revolucionarios que comienzan a desarrollarse en el país apoyan las posturas de Lenin en su polémica contra los mencheviques, así como su concepción de un partido centralizado que sus antiguos aliados de Iskra acaban de abandonar. Sin embargo, la fracción bolchevique dista mucho en aquella fecha de constituir un bloque monolítico. En pleno congreso surge un conflicto que enfrenta a Lenin con un grupo de militantes de Rusia a los que en adelante llamará los «komitetchik» (hombres de comité), siendo derrotado dos veces. Primero, al negarse los «komitetchik» a incluir en el estatuto la obligación de que los comités del partido tengan una mayoría de obreros y, posteriormente, al exigir ellos que el control político del periódico lo ejerza la dirección clandestina que reside en Rusia. El joven Alexis Ríkov, portavoz de los «komitetchik», es elegido miembro del Comité Central, del que entran también a formar parte Lenin y sus dos lugartenientes, Krasin y Bogdanov.

La escisión parece consolidarse porque el congreso descarga la responsabilidad absoluta por las divisiones del partido sobre los mencheviques de la emigración, quienes se niegan a aceptar la disciplina que exigen los organismos elegidos en el Segundo Congreso del POSDR. Se hace un llamamiento a los mencheviques de las organizaciones clandestinas para que acepten las decisiones de la mayoría. Al mismo tiempo, se aprueba una resolución secreta que encarga al Comité Central la tarea de conseguir la reunificación. Pero los mencheviques reúnen una asamblea con los delegados de los grupos en el exilio, negándose a reconocer el congreso y dándole el nombre de conferencia a su reunión. Como era de esperar la polémica se extendió al interior de la Internacional. Algunos socialdemócratas alemanes, sobre todo los del ala izquierda liderada por Rosa Luxemburgo, atacan violentamente la teoría del partido de Lenin, denunciando el «peligroso burocratismo que supone el ultracentralismo».

No obstante, Lenin tenía varios puntos a favor en la propia Rusia. La forma de organización clandestina y centralizada era la más eficaz. Permitía la protección de quienes la integraban al poderlos desplazar cuando estaban en peligro. Hacía posible la creación de nuevos comités mediante el envío de activistas de un lugar a otro. Por otra parte, ofrecía a los obreros amplias garantías de seriedad por las estrictas condiciones exigidas para formar parte del partido. Por todas estas razones el partido integra a sucesivas oleadas de jóvenes con inquietudes políticas, a quienes no asustan las perspectivas de enfrentar la represión, ni el trabajo y la educación revolucionarias. En 1905 el partido tiene unos ocho mil miembros insertos en la mayoría de los centros industriales. Lenin espera que la revolución que se está gestando confirme sus tesis, aportando al movimiento la pujante fuerza de las nuevas generaciones y la iniciativa de las masas obreras en acción.

La Revolución de 1905 y la reunificación

Efectivamente, la revolución estalla en 1905 y precipita la acción política abierta de centenares de miles de obreros. La manifestación pacífica del 5 de enero, repleta de estandartes de los obreros de San Petersburgo, es recibida con descargas de fusilería. Centenares mueren y miles resultan heridos. Sin embargo, este día se convierte en una fecha decisiva. En adelante los trabajadores se revelarán ante todos, incluso ante sí mismos, como una fuerza con la que habrá que contar. Durante los meses siguientes, primero la agitación económica y luego la agitación política, van a arrastrar a todo tipo de huelgas a centenares de miles de obreros, que hasta ese momento vivían resignados o se hallaban en la pasividad absoluta.

Tras los motines del ejército y de la marina –entre los que destaca la célebre odisea del acorazado Potemkin– la agitación culmina en el mes de octubre con una huelga general. Ante tal amenaza, el Zar intenta romper la unidad de las fuerzas que enfrenta. Publica un Manifiesto que satisface las reivindicaciones políticas esenciales de la burguesía, la cual se pasa inmediatamente de su lado. Los obreros de Moscú luchan solos desde el 7 al 17 de diciembre, pero nada pueden contra un ejército del que ya se ha eliminado todo brote revolucionario. El campesino que viste uniforme realiza sin desmayo la misión represiva que le asigna la autocracia. El movimiento revolucionario fue barrido columna tras columna, siendo las organizaciones obreras durísimamente reprimidas. Sin embargo, la derrota rebosa de enseñanzas, ya que el desarrollo de los acontecimientos ha servido para revitalizar todos los problemas que los socialistas debían resolver y, en lugar destacado, el del partido.

En realidad, los bolcheviques se adaptaron con bastante lentitud a las nuevas circunstancias revolucionarias. Los conspiradores no podían convertirse de un día para el otro en oradores y en líderes de la multitud. Por encima de todo les sorprendió la aparición de los primeros consejos obreros o soviets. Estos fueron elegidos primero en las fábricas y más tarde en los barrios. Durante el verano los mismos se extendieron a todas las grandes ciudades, dirigiendo el movimiento revolucionario en su conjunto. Comprendieron demasiado tarde el papel que podían desempeñar en ellos y la importancia que tenían para aumentar su influencia, luchando desde ellos para ganar la mayoría entre la clase trabajadora.

Por su parte, los mencheviques se dejaron arrastrar más fácilmente por una corriente con la que se fundieron. El único socialdemócrata destacado que desempeñó un papel en la primera revolución soviética fue el joven Lev Davidovich Bronstein (Trotsky), que antes había sido designado para formar parte del comité redactor de Iskra gracias a la insistencia de Lenin, pero que en el Segundo Congreso del POSDR se puso de parte de los mencheviques, criticando duramente las concepciones «jacobinas» de Lenin acerca de lo que él llama «la dictadura sobre el proletariado». En desacuerdo con los mencheviques emigrados y gracias a su influencia sobre el grupo menchevique de San Petersburgo, y a sus excepcionales aptitudes personales, se convierte en vicepresidente y más tarde en presidente del soviet de la ciudad, con el nombre de Yanovsky. Su comportamiento durante la revolución y su actitud ante los jueces que lo condenan le confieren un incalculable prestigio. A su lado, los bolcheviques de San Petersburgo dirigidos por Krasin, quedan eclipsados.

Durante este período, la organización bolchevique inicia una rápida transformación. El aparato clandestino continúa existiendo, pero la propaganda pública se intensifica y las adhesiones van siendo cada vez más numerosas. La estructura se modifica, iniciándose la elección de responsables. Por otra parte, los nuevos miembros no comprenden la importancia de los desacuerdos anteriores. Numerosos comités bolcheviques y mencheviques se unifican sin esperar la decisión del centro que todo el mundo exige. Hacia fines de diciembre de 1905 se celebra una conferencia bolchevique en Finlandia. Los delegados deciden en oposición a Lenin, boicotear las elecciones que prometió el gobierno zarista. Aprueban una reunificación cuyas bases habrán de ser discutidas días más tarde por Lenin y Mártov. Este último acepta incluir en el estatuto la fórmula propuesta por Lenin en el Segundo Congreso y que constituyó el origen de la escisión. Las organizaciones locales de ambas fracciones eligen a sus delegados para el congreso de unificación, sobre la base de dos plataformas y con representación proporcional al número de votos obtenidos por cada una de ellas […].

Pierre Broue, El partido bolchevique, Ed. Ayuso. Madrid. 1974.


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