El automóvil

41794995715_2325a2d2ff_z.jpg

MONOGRAFÍAS RELACIONADAS CON ESTE BLOQUE:
Fin del impresionismo
La Exposición Universal de París, 1900
Y llegó el cine para quedarse


Material complementario disponible

SECUENCIA CINEMATOGRÁFICA


Documental anónimo.
Secuencia: Los hermanos Ford descienden de su automóvil


DOCUMENTOS

42820380541_8d77241212_b.jpg

Fort T. 1909





El automóvil es el primer objeto tecnológico que marca el tránsito radical a un mundo nuevo, mecanizado. Generará, como puede comprobarse en algunos textos de Marcel Proust, una tipología de héroe libre, seguro de sí mismo, así como un cambio estético y unas «nouvelles passions».

La velocidad dará lugar, desde su cualidad intrínseca, a una nueva religión-moral que preconizada por el ensayista Mario Morasso, codificará de inmediato el Futurismo. Pocos años antes del manifiesto fundacional futurista, Morasso, en dos obras fundamentales —La nuova arma, la macchina (1905), e Il nuovo aspetto meccanico del mondo (1907)—, predica una nueva moral, estetizante, exaltando la velocidad, la máquina.

Esta última obra es una reflexión sobre un mundo viejo que muere mientras avanza otro nuevo, el que transforma precisamente el automóvil. Para ello recurre al paradigmático contraste pasado-presente, proponiendo la descripción de un ritual ya desusado en su tiempo: un desfile de caballos engalanados al que asiste el autor, como una especie de torneo medieval señalando que es «un’usanza dimenticata», distinta de la «nostra visione consueta».

Se trata de una deliberada estrategia para confrontar, como en Proust, dos civilizaciones: la del caballo (el pasado), con la del automóvil (el presente). Este contraste está destinado a singularizar el automóvil, objeto ya habitual, del magma indistinto de lo cotidiano. Dicha actitud la ha interpretado A. Abruzzese, a propósito de Il nuovo aspetto meccanico del mondo, como una auténtica estrategia publicitaria.

Morasso utiliza para designar al automóvil dos catacresis al mismo tiempo, que mitifica sus funciones. En primer lugar lo denomina «nuovo carro» y posteriormente se refiere a él como «nuova maschera». Se trata de las máscaras del teatro de la antigüedad clásica, un arma, según Morasso, de origen divino y religioso que otorgaba al hombre una fuerza mítica tras la que podía esconderse para actuar en sociedad. Con el automóvil el hombre adquiere un arma nueva que le proporciona una potencialidad que no tenía antaño, posee un nuevo medio, un instrumento, un arma al alcance de su mano y a su completa disposición, para obtener más poder, para lograr una superioridad aplastante, es decir, «l’uomo si trova novellamente armato».

Mercedes López Suárez, «Tecnos / Mitos: El automóvil», en AA. VV., El mito, los mitos, Madrid,Sociedad Española de Literatura General y Comparada.
Ediciones Caballo Griego para la Poesía, 2002, p. 109


Navegar_centuria_2.gif


Envía un comentario



Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 License