Cosificación, maternidad, familia

41656989865_2774eb1535_z.jpg

MONOGRAFÍAS RELACIONADAS CON ESTE BLOQUE:
Ingeniería propagandística nazi
MATERIAL COMPLEMENTARIO DISPONIBLE
Secuencias cinematográficas:
Las madres del III Reich. Lebensborn/Denis Malleval (2012)
Swing kids/Thomas Carteti (1993)
Jojo Rabbit/Taika Waititi (2019)
Propaganda nazi antijudía/Documental
Audios:
Lili Marleen - Lale Andersen (1939)


Antonio García Megía

LA MUJER ENTRE LA COSIFICACIÓN, LA MATERNIDAD Y LA FAMILIA

NOTA: La BIBLIOGRAFÍA referenciada se detalla en la última página de esta serie.

El Tercer Reich, en la necesidad de expandir su imperio, no va a dudar en agredir a otros países y anexionar parte de sus territorios. Pero la integración en el proyecto de pureza de sangre impone su repoblación. Y la mujer es la única herramienta que puede servir a tal propósito, es la «cosa» imprescindible. Por eso el régimen las clasifica:

«En 1930, seis años después de que Hitler lanzara sus diatribas contra las mujeres judías en el Main Kampf y defendiera la esterilización de millones de seres inferiores, uno de los ideólogos de la “sangre y el suelo” subdividió al sexo femenino en cuatro categorías: mujeres a las que había que estimular a que tuvieran hijos, mujeres cuyos hijos no eran objetables, aquellas que era mejor que no tuvieran hijos y, por último, aquellas a las que había que impedir que los tuvieran, sobre todo mediante la esterilización»1 .


Las mujeres criadas en la ideología nacionalsocialista son educadas en la maternidad. Y eso se consigue desde organizaciones como la Liga Nacionalsocialista de Mujeres. Se necesitan cuatro hijos por madre alemana para repoblar el país y garantizar unas fuerzas militares poderosas.

La revista Frauen Warte (Las mujeres esperan), que dirige Gertrud Scholtz-Klink, publica en 1935 un artículo titulado: «Tarea, voluntad y propósito de la mujer alemana» que enumera las prioridades a considerar por la mujer para servir al Führer:

«Debes adquirir el orgullo al que debes aspirar como madre de familia a la hora de enfrentarte a todas las cosas, y el carácter para comportarte como mujer de la nación de tu familia y tu patria en aquellos momentos aciagos del matrimonio en los que el hombre no responde a tus expectativas, y en los que no debes fustigarlo»2.


La propaganda muestra la maternidad como la gran apuesta para alcanzar el sueño ario, pero no implica que deba ser fruto legítimo de una unión matrimonial. El estado civil no importa tanto como la pureza de sangre de los progenitores. Para hacer realidad esa aspiración nacen los Lebensborn.

Lamentablemente, en 1937, la inminencia de la guerra aconseja establecer un año de servicio obligatorio para todas las mujeres como requisito previo para su acceso al matrimonio y la maternidad. En 1945 el ejército alemán cuenta con medio millón de auxiliares femeninos. En ese intervalo, además, mano de obra femenina ha cubierto las vacantes generadas por la movilización de los hombres. La propaganda ha cambiado el modo de representarla y ahora la muestra como enfermera, maestra o funcionaria.

Lebensborn, fuentes de vida, las «fábricas de niños perfectos para Hitler», un proyecto creado por Himmler a finales de 1935 que hay que contemplar como una experiencia, más o menos encubierta, para promover la hegemonía racial fomentando la reproducción selectiva de los soldados alemanes con mujeres que superan el examen de pureza étnica aria, han sido formadas en el modelo de las «tres K», y preferentemente no casadas con objeto de incrementar las posibilidades de adopción de los recién nacidos por individuos miembros de las SS3.

Su puesta en funcionamiento y consolidación entre sectores importantes de la población, hace circular jugosos rumores con tintes de leyenda. Historias que el aparato propagandístico del régimen no duda en utilizar en su propio beneficio. Ejemplo paradigmático es el asunto de «sementales», Zeugungshelfer, descritos por la maledicencia popular como empleados permanentes contratados en calidad de agentes de procreación. Himmler declara acerca de esa cuestión4:

«Yo fomenté los rumores con el fin de que toda mujer soltera que deseara un hijo pudiera dirigirse a Lebensborn con toda confianza… Sólo recomendábamos hombres de auténtico valor, racialmente puros, como Zeugungshelfer».


Los centros Lebensborn, fácilmente identificables por la exhibición de una bandera blanca con un punto rojo en el centro, van a constituirse en lugar idóneo para traen al mundo niños sanos y perfectos. Allí, las madres son atendidas, cuidadas y aconsejadas. Es, también, el refugio perfecto de las madres solteras para esquivar la crítica social.

Producido el parto, las casadas suelen volver a casa con sus hijos. Las solteras, si así lo desean, pueden dejan allí a los recién nacidos. Se documentan centros de este tipo en Alemania, Noruega, Austria, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Bélgica y Francia y se calcula en unos veinte mil los nacimientos ocurridos en sus instalaciones.

NOTA: La BIBLIOGRAFÍA referenciada se detalla en la última página de esta serie.

IMPORTANTE: Acerca de la bibliografía.
Toda referencia no detallada en texto o en nota a pie, se encuentra desarrollada en su integridad en la Bibliografía General.

Navegar_centuria_2.gif


Envía un comentario



Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 License